martes, 30 de abril de 2013

Esa historia...

Era una mañana de verano, el calor abarcaba las calles... Toda la gente que conseguía escapar corría a esconderse. Yo me encontraba escondida bajo la cama, junto con mi hermano. Asustados escuchábamos los gritos desesperados de la gente, los llantos de los niños, escuchábamos los disparos de aquella gente. Mi madre nos prohibió salir de la casa y me mandó cuidar de mi hermano, decía que regresarían pronto. Pero yo ya tenía 17 años, sabía que sería la última vez que les vería. Al cabo de varias largas horas escondidos, me armé de valor y salí del escondite. Le dije a mi hermano que corriera a esconderse en el desván. Ninguno sabíamos muy bien que había ocurrido. Cuando me asomé a la calle, mi rostro se quedó pálido... En la calle se podían ver los cuerpos de la gente, esa gente que gritaba y lloraba desesperada. Aún se escuchaban voces de gente que lloraba en el suelo, de niños que buscaban a sus padres. Miré a mi alrededor y pude ver como unos camiones se alejaban.  Me preguntaba si esa gente fueron los qué hicieron esto. Las lágrimas llenaban mis ojos, me di la vuelta y corrí a ver a mi hermano.
- Joel necesito que te escondas dentro del armario, volveré en diez minutos. Voy a ir a buscar a papá y a mamá. Si ves que no vuelvo quiero que salgas corriendo de aquí y busques a gente y te refugies con ellos. 
Le besé la frente y marché a buscar a mis padres. 
Yo corría por la calle, veía toda aquella gente tirada en el suelo, pero no encontraba a  mis padres, por un lado me aliviaba al saber que no habían sido asesinados, pero por otro lado me angustiaba, no sabía dónde estaban. Mire el reloj, tenía que volver a casa pero de camino a casa me encontré a dos hermanos que también buscaban a sus padres. Eizan iba a la clase al lado, la verdad no sabía que tenía un hermano y nunca había hablado con él. Yo me acerqué a ellos...
-¿Vosotros también buscáis a vuestros padres? Los míos también han desaparecido.
-¿Sabes a que ha venido toda esta locura? - me preguntó él.
-No lo sé la verdad... Pero quedaros con nosotros, mi hermano me está esperando. ¡Vamos!
Juntos regresamos a casa. Los pequeños estaban muy asustados, pero necesitaban distraerse con lo que decimos marcharnos de aquel horrible lugar. Nunca había hablado con Eizan, la situación era incómoda pero aún así él me preguntó:
-Bueno, ¿cómo te llamas? Porque a pesar de verte cada día nunca te he preguntado tu nombre.
-Me llamo Amie. Yo ya te conocía, en fin eres el chico más popular entre las chicas. - le sonreí.
Yo estaba muy nerviosa. era el chico más guapo del instituto y todas las chicas desearían estar con él.
-Encantado de conocerte Amie, me gusta tu nombre. Podíamos habernos conocido antes, es una pena que nos hayamos conocido en esta situación...
Asentí con la cabeza, le miré y nos levantamos. Empezamos a coger lo necesario para poder irnos de allí. Salimos de mi casa, Eizan llevaba una pistola de su padre ya que era policía. Íbamos con mucho cuidado para protegernos de aquella gente que nos hizo aquello. Andamos muchas horas, y al final encontramos una casa abandonada muy lejos de nuestra ciudad. Decidimos quedarnos allí, la casa estaba a la orilla de un embarcadero. Los niños jugaron en el agua, no se les veía muy afectados, pero eran niños ellos no entendían que pasaba o no querían entenderlo. Mientras Eizan y yo hacíamos más acogedora la casa; la limpiamos, hicimos un par de camas, Eizan arregló con unas herramientas que encontró en el cobertizo la escalera... Cuando terminamos, nos fuimos a dar un paseo por el bosque y nos sentamos a ver la puesta de sol. Estubimos hablando, mi pensamiento sobre Eizan estaba muy equivocado; era un chico inteligente, gracioso, no solo era belleza y ojos bonitos. Era muy cariñoso conmigo, supongo que ería por lo que había pasado, quería tranquilizarme pero por cada segundo que pasaba estaba aún más cariñoso y más cercano conmigo.
- No me había fijado en los ojos tan bonitos que tienes Amie. ¿Sabes qué? Me alegra haber salido de aquel lugar contigo, pero de lo único que me arrepiento es de no haberte conocido antes me habría gustado tener contigo una historia antes de que comenzará toda esta locura... 
Mi corazón latía muy deprisa, yo no sabía que decir tan sólo me sonrojaba y le sonreía. Hasta que en un momento se giró, me apartó el pelo y me besó. 
-¿Qué haces Eizan? Esto no sé si está bien.
-Lo siento, pero es que no sé si serán nuestros últimos días y quiero estar contigo. Me gustas ¿sabes? No desde hace mucho, pero cuando te vi por aquella calle llena de escombros sentí algo que jamás había sentido. 
Mi corazón latía muy deprisa, jamás ningún chico como él me había besado. Pero no podía negar mis sentimientos, con lo que comenzamos una bonita historia con no muy buenos comienzos. 
Pasamos varios días en aquella casa, estábamos muy bien en ese lugar. Pero un día Eizan y su hermano salieron a buscar leña mientras que mi hermano y yo preparábamos la cena. Entonces vi como las furgonetas que vi el día del desastre se dirigían hacia nuestro nuevo hogar, intenté escondernos pero era demasiado tarde. Mi hermano consiguió meterse en el mueble, pero yo no tuve tanta suerte. Me atraparon, me pegaron para que dejara de gritar y de resistirme, entonces mi hermano salió del escondite y fue cuando supe que todo había terminado. Les suplicaba que no le hicieran daño, así lo hicieron. Nos metieron en los furgones y nos cubrieron las cabezas con unos sacos, también nos ataron las manos y los pies. 
Cuando abrí los ojos, me encontraba en una habitación con vistas al mar, parecía muy acogedora. Pero yo todavía no sabía donde estaba, lo único que quería era salir a buscar a mi hermano. ¿Qué era aquel lugar? ¿Qué nos iban a hacer? ¿Por qué? Entonces entró una mujer, al entrar sentí un escalofrío, su mirada era fría y guardaba rabia.
-Bienvenida, no te preocupes tu hermano está con los demás niños. Pronto podrás verle pero hasta el momento tendrás que estar tranquila aquí en tu cuarto. Las normas son simples, esto es como un campamento podrás hacer una vida normal pero sin salir del recinto, está prohibido. Una última cosa, habla con tu amigo Eizan y explícale que si no hace lo que se le dice morirá.
La mujer se marchó, y entró una enfermera que me sacó sangre. Yo no entendía nada, pero si quería ver a mi hermano solo tenía que hacer lo que me dijo aquella mujer. Salí de la habitación, era la hora de cenar y todos teníamos que acudir al comedor. Al entrar allí vi a mis padres sentados en una mesa, yo sin llamar la atención me dirigí hacia ellos, estaba llena de emoción. Entonces al estar con ellos, no podíamos ser muy escandalosos nos podrían hacer algo, entonces actúe como si no les conociera y disimuladamente les empecé a contar todo lo que había pasado desde aquel horrible día. Mi madre se tranquilizó al saber que no estuvimos solos y que no nos había pasado nada. Pero llegó la hora de volver a las habitaciones, aquello no estaba tan mal, pero aún así yo no quería salir de mi habitación. Entonces de la nada apareció Eizan, estaba muy nervioso y sus ojos estaban llenos de lágrimas. Le expliqué que no pasaría nada, solo tenía que cumplir las normas y todo saldría bien. Entonces él no podía decir nada, y yo angustiada le besé. ''Necesito que seas tú, si estamos juntos todo saldrá bien'' fue lo último que le dije antes de besarle.
Él salió de mi habitación y hasta la mañana siguiente no lo vi. Pasaron ya seis meses y la vida no nos iba tan mal. Conseguí reencontrarme con mi hermano, Eizan y yo podíamos estar juntos sin problema alguno y la relación con mis padres la pudimos hacer pública. Pero una sorpresa nos esperaba a la vuelta de la esquina. 
La mujer tan extraña, la jefa de aquel lugar, volvió a visitarme en mi habitación. Lo que venía a decirme no era nada bueno, me nombró guerrera, tenía que luchar con 10 personas más para poder seguir viviendo y ser libre. No tuve más remedio que aceptar, sería la mayor locura que cometiera jamás. Me llevaron a una sala, una de las salas prohibidas, allí me arreglaron y me vistieron con ropa nueva. Por la noche saldría al estadio. Llegó la hora y al salir... Estaba todo lleno de gente gritando a mi alrededor vi a mis contrincantes, tenía que ganar. Comenzó la lucha, yo me hice con una espada y un cuchillo y solo acababa con aquellos que venían a matarme. Y llegó el momento en el que solo quedábamos dos, un chico que no conocía y yo. Era la hora de la verdad...
 Entonces él vino corriendo hacia mi, yo salté sobre él y mi espada atravesó su cuello. Y antes de que su cuerpo cayere en la arena me dijo ''Felicidades, eres libre''. Entonces su cuerpo se derrumbó, mi espada estaba llena de sangre. La gente me alagaba y aplaudía. Y entre el público encontré a Eizan, su cara era pálida y las lágrimas recorrían su cara. Y fue ahí cuando al ver que la Jefa se acercaba la grité: ''¡No tienes derecho a hacernos esto! ¡Se acabó!'' 
Esa noche acabé con aquel lugar, con todo lo que tenía que ver con aquella mujer. Ya no solo sería libre yo, lo seríamos todos. Pero no lo hice sola, gracias a la fuerza de todos nosotros lo hicimos. Excepto de Eizan, él me miraba como un monstruo. 
-Me dijiste que no pasaría nada, y de un día para otro mira lo que has hecho. - me dijo.
-Eizan espera, ¿no lo entiendes? Era lo único que podía hacer para poder seguir a vuestro lado. Nadie me dio a elegir. Y tú ibas a ser el siguiente en combatir, pero acabé con todo porque no soportaría verte sufrir a ti. Te pido que lo olvides o al menos que no me veas como una asesina... Te necesito a mi lado.
Vi como cerraba con fuerza su puño y más tarde lo abría diciendo:
-No puedo culparte por lo que hiciste, perdóname he sido un idiota. Te quiero y estamos juntos como dijiste, es lo que importa ¿verdad?
Corrí a abrazarle. Le dije que viviéramos juntos en la casa del lago, iríamos todas las semanas a ver a nuestras familias. Era el momento de comenzar una historia con un buen comienzo, era el momento de estar juntos para siempre.

lunes, 22 de abril de 2013

Los amores nunca mueren.

Le amaba y nunca se lo hice saber.
Nunca le di un abrazo y jamás la dije que lo quería. Viví muy cerca de su vida, conocí a sus amigos, a su familia, a su novia...
Siempre le aconsejé y estuve a su lado en los momentos más difíciles. Pero jamás pude explicarle mis sentimientos. Nunca le dije que lo amaba, simplemente me conformaba con ser solo su amiga, pero eso era al principio. Al final me di cuenta de que en el fondo lo que yo más deseaba era algo más que una simple amistad. 
En un momento complicado de mi vida tuve que mudarme a Canadá y lo tuve que dejar solo. Yo le prometí que mantendríamos el contacto, pero por cada día que pasaba lo extrañaba aun más. En Canadá no me iba muy bien; no encontraba trabajo, no tenía amigos... Mi vida era un auténtico desastre. Pero un día recibí una llamada suya, le dije lo mucho que lo extrañaba y que pronto volvería. Él escuchó todos mis problemas,le conté lo mal que lo estaba pasando. Entonces tras varias horas de charla, él me dijo que también tenía un problema. Su tono de voz cambió completamente, parecía preocupado. Entonces guardo un momento silencio y retomando aire me dijo:
-He estado varios meses con una chica, era estupenda. Pero hace un mes la dejé. Te preguntarás ¿por qué? Bien, unos días antes de romper con ella fui al hospital porque me hicieron unas pruebas y ya tenían mi diagnóstico. Me decían que al principio no era preocupante hasta que dieron con ello. Me han diagnosticado  cáncer. Me han dado máximo un año de vida, por eso la dejé prefería que sufriera ahora a no que sufriera por mi muerte. Además al decírmelo, recapacité sobre mi decisión varios días, comprendí que sería lo mejor para todos dejarla. Ella no sufriría y yo no viviría fingiendo un falso amor.
-¿Un falso amor? - le pregunté.
-Sí, en todo este tiempo que no has estado te añoraba más de lo que pensaba. Y cuando me dijeron lo del tumor, entendí que si quiero pasar mis últimos meses de mi vida son contigo, no con otra persona. He estado enamorado de ti mucho tiempo y hasta ahora no me había dado cuenta. Vuelve...
En medio de un silencio telefónico, eché a llorar. Le prometí que volvería. Solo me tenía que dar dos semanas. Al despedirnos le dije:
-Tranquilo, yo llevo con el mismo sentimiento varios años. Pero estaremos juntos cuando llegué el momento.
Al cabo de una semana como bien le prometí, volví a California. Él me esperaba en el aeropuerto, cuando nos reunimos nos fundimos en un beso con tanto sentimiento que es imposible de explicar. 
Comenzamos una vida de cero. Nos fuimos a vivir juntos, nos casamos... Eramos muy felices, y más ahora que esperaba un hijo suyo. 
En diciembre de 2008 él murió como bien le dijeron los médicos. Fue inesperado aunque todos sabíamos que antes o después iba a pasar. Mi tristeza era tan grande, que tuve que mudarme a casa de mis padres para poder llevar mejor su ausencia. A los pocos meses, la vida me sonrío cuando vi nacer a mi hijo. El hijo de ese hombre del que tanto tiempo estuve enamorada, el hijo que lleva el nombre de su padre. Y esté donde esté su amor perdurará por siempre, porque los amores de verdad nunca mueren.









jueves, 18 de abril de 2013

Verdad...


Algunos dicen que se reconoce el gran amor cuando nos damos cuenta de que el único ser en el mundo que podría consolarnos es justamente el que nos ha hecho daño.

miércoles, 17 de abril de 2013

No hacen falta palabras para el amor.

Era cierto que jamás se había confirmado por medio de palabras que ambos sentíamos algo el uno por el otro, pero también era cierto que no hacían falta palabras para decir lo que se oculta detrás de una mirada.