lunes, 3 de marzo de 2014

''Te fuiste de esta vida, abandonaste la mía, encontraste una nueva y aunque no estés aquí yo sigo respirando aquel amor...''

Cam y yo llevábamos juntos varios años. Él me quería, yo a él también. Estábamos unidos, éramos uña y carne. No hacían falta razones para estar juntos, el curaba mis miedos y yo los suyos.
Pero a veces las cosas son complicadas. Un día tuve que marcharme, me había salido una beca para estudiar, le pedí a Cam que me acompañara ya que me estaría fuera por un tiempo indefinido, pero él no podía dejar sus estudios aquí.
Estábamos unidos, pero yo no sabía que me deparaba en allí...
El día del viaje me esperaban varios compañeros de mi universidad. Me extrañé al ver a Daniel, también era de mi universidad, sabía su nombre pues Cam era amigo suyo y alguna vez me lo mencionó, pero nunca antes habíamos hablado. Era de pelo oscuro, de ojos verdes con una mirada que te partía el alma. Parecía estar aislado del resto, parecía estar enfadado con los demás. En el coche todo eran risas, menos él. Mientras cenábamos Cam me llamó, salí fuera para contestarle, pues había demasiado ruido dentro.
-¿Qué tal el viaje? Estarás cansada... No quiero que te acuestes muy tarde, tienes que descansar. Te echo de menos...
-Sí bueno, tampoco ha sido tanto. Tranquilo, estaré bien te lo prometo. Ahora tengo que colgar, hablamos mañana, ¿está bien?
-Está bien... No quiero molestarte...
-Cam... Te quiero. Buenas noches -le interrumpí yo.
Colgué el teléfono y suspire, cuando alcé la vista me encontré con ese chico tan ¿peculiar? Era diferente. No había estado con nosotros en toda la cena y sin embargo estuvo allí, todo el rato que los demás estuvimos dentro, con su música y pareciendo no existir nada más que él.
-¿Qué haces aquí solo? Podrías venir con nosotros y reírte con el resto.
-No gracias, aquí estoy bien. -me respondió sin tan siquiera mirarme.
Me quedé callada por un instante, era algo tan extraño lo que estaba sintiendo
-Me llamo Abi, encantada.
- Lo sé. Yo soy Daniel.
Nos dimos la mano y sus ojos se clavaron en los míos; mi corazón latía muy fuerte y no sabía bien por qué. Él me miraba como si nada, yo le miraba como si todo.
-¿Era tu novio verdad? -me dijo mientras volvía a perder su mirada en el horizonte oscuro.
Sin tan siquiera hablar me cogió de la mano y me dijo ''¿Damos un paseo?''
Caminábamos por la playa, parecía todo tan irreal. Entonces entre todo aquel silencio dijo:
-No voy a hablar lo típico que hacen todos. No voy a hablarte ni de las estrellas ni de la luna. Porque es un momento perfecto, ¿no crees?
Me miró y sonrió; sin darse cuenta hizo que mi corazón se redujera en un segundo.
-Te va a parecer estúpido, pero llevaba tiempo queriendo encontrarme contigo. Noté que sin darme cuenta me volví un adicto a ti. No debería pensarte, no debería ni mirarte. Pero no puedo...
-Pero... Cam es mi novio, tu amigo...  -me paré repentinamente, estaba muy nerviosa.
-Lo sé. -volvió a bajar la vista sin parar de caminar. Vamos, te acompañaré a casa.
-No hace falta, volveré sola. -le respondí.
-¿Pretendes que te deje sola de noche en una ciudad que desconoces? No seas tonta. -me dijo riéndose.
Caminamos hasta mi apartamento sin dirigirnos palabra alguna, tan solo se escuchaban sus pasos arrastrados y nuestras respiraciones.
-No te confundas Abi, no haré nada que te pueda hacer daño. Pero ¿puedo pedirte algo? Déjame besarte la mejilla...
Pasaron dos meses, Daniel y yo no habíamos vuelto a hablar de aquella noche, de lo extraña que fue para mi. Pero desde entonces algo en mi vida había cambiado, no dejaba de pensar en aquel beso, en aquellas palabras, aquel paseo, en esa mirada... No dejaba de pensar en él. Había pensado demasiadas veces su imagen, siempre con la esperanza de girar la calle y encontrarle.
Todas las noches me sentaba en el mismo sitio de aquella playa. Aquella noche era diferente, a pesar de la lluvia había alguien más. Era Daniel, cual empapado se quedó mirándome fijamente.
-¿Por que has venido Daniel?
-Tú sabes bien por qué he venido.
Sentí un pinchazo en el pecho, un vuelco en mi corazón como si estuviera... Como si estuviera enamorada de él. Mis ojos se llenaron de lágrimas, entonces se acercó a mi y acariciándome la cara me dijo:
-No llores por favor, porque si lloras me matas...
Un beso bajo la lluvia delirantemente perfecto. No había sentido esto por nadie, sin siquiera por Cam. Estaba enamorada de un chico que no era mi novio, ¿qué pasaría con Cam? ¿Qué pasaría entre Daniel y yo? Eran tantas las dudas, pero en ese momento solo podía pensar en los labios de Daniel con los míos, la lluvia cayendo, él y yo amándonos sin importar el resto, solo estábamos nosotros.
-Abi... He imaginado tantos momentos contigo, pero sin duda este momento supera a cualquiera de mis expectativas.
No sabía que decirle, así que le sonreí. Y ese silencio lo lleno su ''te quiero''.
Volvimos juntos a mi apartamento, bajo aquel frío mes de Enero, con su risa y mi risa, su mirada y mi mirada, con nuestro amor.  Nos quedamos abrazados bajo la manta, besándonos, creando nuestra historia.
-Quédate conmigo Daniel, no te vayas, no rompas este momento. Quédate esta noche conmigo por favor...
Todo era como en un cuento, queríamos estar juntos hasta el final. Dormimos abrazados, diciéndonos ''te quiero'' hasta en sueños.
A la mañana siguiente, él estaba sentado al borde de la cama mirando por la ventana. Cuando me vio abrir los ojos se acercó a mí besándome la frente y diciéndome ''Buenos días princesa''. Pero algo iba mal...
-¿Qué pasa Daniel?
Él me miró callado hasta que miró el teléfono.
-Es Cam... -dijo por fin. Dice que viene hoy aquí...
Yo no podía creerlo, lo que pasó esa noche ¿había sido real? No quería afrontar la realidad, tenía que elegir. Había engañado al hombre con el que tanto había compartido, me había enamorado de su amigo.
-Daniel, yo no sé que hacer... Quiero estar contigo, pero he compartido tanto con Cam... No quiero haceros daño...
-Tienes que tomar una decisión, quieras o no a uno de los dos vas a tener que hacer daño, pero piensa en ti, en lo que quieres tú... Yo me marcho, cuando veas el momento ya sabes donde estaré. Te quiero Abi...
Daniel se fue, y el eco de sus palabras inundaron el vacío de la habitación. A las pocas horas sonó el timbre, era Cam, pero en vez de recibirle entusiasmada, no quería abrirle la puerta. Quería que se fuése, quería que volviése a ser de noche, quería estar otra vez entre los brazos de Daniel.
-¿Por qué has tardado en abrir la puerta mi amor? Dios... Te he extrañado tanto, que no he dejado en cada segundo de pensarte.
Yo no decía palabra alguna, tan solo le sonreía.
-¿Pasa algo Abi? ¿No te alegras verme?
Entonces eché a llorar entre sus brazos, no podía seguir mintiéndole.
-Cam... Yo... -dije balbuceando. No puedo seguir con esto, no puedo seguir engañándote, no puedo seguir engañando mis sentimientos. -le miré a los ojos. Estoy enamorada de otra persona, no entiendo por qué, pero sin quererlo me enamoré de... De Daniel, Cam.
Cam me apartó de su lado, me miraba con odio y a la vez con lástima. Estaba llorando, quizás tratando de entender el por qué, buscando tal vez algo que hizo mal.
-¿Por qué Abi? ¿Que he hecho para que me hagas sufrir de esta manera? Pensaba que estábamos enamorados, pensaba que me querías. Decías que solo yo era el hombre de tu vida, ¿por que tras todo este tiempo ahora me rompes el corazón? ¡Di algo y deja de llorar por favor!
Yo no podía dejar de llorar, no encontraba las palabras para explicarle todo lo ocurrido.
-Cam... No pienses que no te quiero, porque si lo hago. Pero me he enamorado de Daniel, y nunca antes había sentido esto. No es fácil de explicar, pero quizás tú y yo estábamos destinados a acabar así. No sabes cuanto lo siento, y siento no poder quererte de la manera en que te quería. Sé que me odiarás, pero no podía seguir con esta mentira. Te he engañado, y me doy grima. Solo créeme, quiero que sonrías, quiero que seas feliz pero no a mi lado.
Se levantó, y tan solo dijo:
-La culpa fue mía por quererte más de lo que debía. Aunque me duela el alma me olvidaré de ti. Adiós Abi...
Y esas fueron las últimas palabras que escuché de Cam, nunca más lo volví a ver.
Pasé varias horas sola en casa llorando. Hasta que decidí salir a buscar a mi nueva vida. Fui al mismo lugar de todas las noches, fui a donde nos besamos por primera vez, y le encontré allí, estaba esperándome. Salí corriendo a sus brazos y en un beso le dije:
-He venido para quedarme contigo, me haces sentir eso que la gente llama amor Daniel...
Estábamos enamorados y eso se notaba en nuestras miradas, parecían guardar un eterno secreto. Nunca antes nadie me había mirado como lo hacía él, nadie antes me había hecho reir como lo hacía con él, nunca antes había estado tan enamorada de una persona. Y así fue como todo comenzó con una mirada y terminó con tanto amor.






















'Sin ellos yo no sería absolutamente nada'

Queridos papa y mama os escribo para agradeceros el ser los mejores padres del universo. Vosotros me habéis enseñado cual ha de ser el camino que debo seguir, me habéis ayudado a levantarme cuantas veces me he caído.
Aunque sea difícil, en esta vida tendré que enfrentarme a personas, a situaciones, a momentos tristes... Pero sé que por muchos errores que cometa, vosotros, mis padres estaréis siempre ahí, a mi lado. Y a pesar de que no estéis, porque las personas siempre se van, abandonan las calles y dejan de hablar, pero nunca nos dejan si se quedan en nuestro corazón.
La verdad es que os agradezco la vida, vosotros sois mi heroína, sois los que mejores consejos me dan y los que siempre me ayudarán a hacer lo correcto. Vosotros sois quiénes me mantienen a diario, los que gracias a ellos puedo comer, y que sino fuera por ellos yo no tendría ni ropa ni un lugar donde vivir. Gracias a vosotros, poco a poco lograré todas mis metas e iré conquistando a medida que me vaya haciendo mayor. Gracias, gracias por cuidarme a mí y a mi hermana, por luchar para mantenernos siempre juntos.
Me habéis enseñado a que con trabajo y esfuerzo se pueden conseguir muchas cosas, pero el amor de unos padres es algo incondicional.  No os voy a decir todos los motivos por los que os quiero pues no tengo las suficientes palabras para describir cada una de esas razones, tan solo os diré que os quiero mucho a los dos, por ser dos personas tan imperfectamente perfectas. ¿Sabéis qué? Me encanta veros juntos, pues os complementáis el uno al otro tan bien, a pesar de tener antibajos, siempre acabáis encontrando una solución; y me siento muy afortunada por tener a unos padres que llevan practicamente toda la vida juntos puesto que poca gente de mi edad tiene la misma suerte que tengo yo. Papá, mamá ... Gracias por todo, os quiero.